sábado, 5 de mayo de 2012

PENSAR DEL NIÑO DE VIENTO




Éramos la sombra convocada en la prolongación del tiempo.
De pleamar a bajamar, con oscilación marítima,
contamos granos de arena dentro del cristal anacrónico.
                                                                                      Decías:
Voy pensando en ti y en la corriente.
                                                                                  Contestaba:
Soy una nube en el cielo, tómala cuando caiga a ti en tus manos.

Éramos sombras acurrucadas contra el pecho de la roca madre.
Vientos esparcidos encima de nuestra calma,
se llevaron frutos ululantes a los campanarios
vacíos, tan vacíos de sí mismos que no hallaron sonido,
paloma, incendio ni concierto de transeúntes.

Salí de noche con mi abrigo desgarrado,
fui cediendo alientos de barro a espuma
cual estatua heroica que busca hogar en patria.
De mi nombre hubo eco hasta rincones desconocidos,
desconocidos e intactos en su piel,
desconocidos por quien me llamó más de diez veces
desconociendo el ascenso de mi alma por el abismo.

Distancia y ausencia se abrazaron sin que lo otorgáramos
y desde entonces nuestra unión perdió sentido en la memoria.
Ese sistema binario lo fabricamos con unidades, números incansables
que su continuidad hallaba el infinito.

Éramos
             y en esa palabra
                                            se consumió nuestro ser antes de vernos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Extracto Mar y Niebla

  Por entre las nubes vaga un beso de tu boca dulce y enamorada. Mi lengua pide un poco de rocío, de lluvia; pide toda la miel desde t...