Arrastrándose por las escaleras fueron
embriaguez y sombra
unidas a terrenos distantes.
De un peñasco surgía el abismo
y en lo profundo habló el acantilado:
Habrá insomnios en las entrañas de la tierra
mientras tú desentrañas los misterios del mundo.
Par en par la cancela de la habitación dejaba
entrar en mi hogar el palíndromo somos
sin que nadie como ella moviera los labios,
sin que yo develara tono en el silencio
pues en el trueno hablaron los muertos
al panteón de dioses cariñosos:
ahora pido una abrazo como se pide una oración:
Escúchame en tu oleaje
Mar y Niebla, escucha lo que ansío:
de toda el agua y el aire
sigo sumergido sin querer desbordarte.