Esos años que tu invierno
aguardaba
en brazos me llevaste
al mercado y rumbo al hogar
que con penas preparaste,
y ahí, crecíamos por separados
durmiendo en la misma cama
con mi madre:
En medio de la noche platicamos
entre dinosaurios y héroes
construyendo palabras y colores;
prestaba hojas con tinta
hasta explayar el sonido de tu
eco:
Hoy te permanecemos
sin que hayas adivinado nuestro
número.