He tenido rincones secretos, cada uno poblado de ventanas. Junto a la panorámica se ha situado el escritorio. Pocas veces me encuentro en él, pero casi siempre hay un libro en él, fuego, y recuerdos prehistóricos de los que la ciencia estudia.
He tenido rincones secretos, cada uno poblado de ventanas. Junto a la panorámica se ha situado el escritorio. Pocas veces me encuentro en él, pero casi siempre hay un libro en él, fuego, y recuerdos prehistóricos de los que la ciencia estudia.
Cada creador se ha visto en la
incertidumbre entre el inicio al término de su obra luego del primer flashazo
de inspiración. Lo que llamamos, el muro, muerte de musa, falta de inspiración;
los nombres son distintos y ajenos; algunas veces; al proceso creativo (sucesión
de pensamientos, a través de la cual el ser humano es capaz de crear algo
novedoso). Un día tras despertar y pensar en analogías para crear
nuevo contenido, se me ocurrió la idea de aplicar la técnica empleada en el
armado de rompecabezas a la hora de escribir o crear. Debido al descorazonador
sentimiento que acaece cuando esto sucede, quise experimentar con la disciplina
que me dio mi formación. Esta formación más que académica, fue un proceso
personal al tomar la decisión de convertirme en escritor. Al inicio puede
parecer que correr, escribir o armar un rompecabezas no tienen relación, pero
cada uno lleva un proceso para terminar el objetivo que se ha propuesto en el
inicio.
Centré mis esfuerzos, tiempo,
aprendizaje, en cualquier actividad relacionada directamente a escribir, ya
fuera leyendo o asistir a talleres y cursos, donde ningún otro distractor
entrara. “El sonido de la inquietud se escucha a miles de kilómetros”, pensaba.
Si no podía comprar libros baratos, asistía a la biblioteca pública, la de la
universidad, y tomaba libros de libreros de la familia. Incluso retomaba el
hábito de leer periódicos, revistas por no tener internet. Mi primera lección
de escritura aún la recuerdo: “Describe lo que estás viendo de diferentes
maneras”. Cada ocasión se facilitaba al desglosar los significados de las
palabras, y la asociación de ideas era primordial. Mi ejemplo más recurrente
tenía cierta conexión con mi etapa de runner, corredor. ¿Qué es caminar o
correr? El desbalance del cuerpo para retomarlo y volver a perderlo hasta
lograr retomarlo, repitiendo el proceso.
Así, con esta disciplina, fui
extendiendo asociaciones, lo cual, investigando sobre compositores de
sinfonías, hallaba paralelismos entre lo que vivían los autores y su obra. Siete
notas bien aprendidas lograban crear vaivenes sónicos, y trasladé este
aprendizaje a letras y su sonido. Por
ese entonces había tenido oportunidad de centrarme en la creación de un
rompecabezas, hallando patrones más allá de los colores y formas. Las esquinas
eran vitales, de ahí los contornos, para luego de tener el cuadro exterior, ir
posicionando los colores y formas en sitios donde se suponía se ubicarían. La
tenacidad al seguir esta instrucción logró que fuera colocando pieza por pieza
cada una en su lugar. Tiempo después, al hallarme ante una novela de la cual
tenía pleno conocimiento de la historia, personajes y la métrica de los
capítulos, opté por seguir una técnica que nombre: Teoría del rompecabezas.
*Elección del rompecabezas.
Número de fichas y los colores, entre menos colores es mas difícil. No esperes
a terminarlo para decidir qué hacer con el. (motivación nunca olvidarla)
*Separación de bordes y colores.
*Destinar un horario en caso de
que no se termine en un día, pero no lo dejes ni lo desarmes.
*No te obsesiones con una ficha.
*Si no te funciona la separación
de bordes empieza por lo que se te haga mas sencillo.
Un rompecabezas estándar lo
encontramos de forma rectangular, sea de mil piezas o de nueve, todos contienen
cuatro esquinas, y bordes rectos que corresponden a las orillas, además, de
colores que dibujan la imagen interior. Para armarlo la técnica más rápida es
identificar las piezas de las orillas y esquinas, para ir acomodando las partes
internas. Siguiendo este principio, la teoría del rompecabezas emplea
principios angulares que demarcan las pautas que se han de respetar a nivel
general, pero disciplinadamente, para enmarcar el contenido de la obra. Para
efectos didácticos utilizo 4: Personaje, Lugar, Movimiento y Clima.
Personaje: Se enfoca en las
características físicas, anímicas, intelectuales, del sujeto que recorre la
mayor parte de la historia. Puede ser una persona, un robot, incluso un objeto.
Ejemplo: Un hombre mayor, en sus sesenta años de edad, que solía ser cantante y
ya no se presenta en conciertos desde hace una década al menos.
Lugar: El sitio físico, temporal,
etéreo y ambiental en que se desenvuelve el personaje. Contiene rasgos ajenos
al personaje, pero que sin duda forman parte fundamental de la obra. Ejemplo:
La mesa exterior de un café ubicado en la avenida principal de la ciudad, por
la noche de un otoño.
Movimiento: Son los pasos que
unen actos dispersos mediante una secuencia ordenada, que van interrelacionados
y trasladan al espectador de la obra.
Ejemplo: Aunque el personaje se
mantenga sentado, el movimiento se puede ubicar en los pensamientos aunados a
el ingreso de clientes, ida o venida del camarero, transeúntes, automóviles y
esporádicas ambulancias o vehículos policiacos por la avenida.
Clima: situación ambiental y/o
anímica del personaje primario, así como del entorno donde se ubicarán los tres
anteriores principios.
Ejemplo: El frescor de una tarde
otoñal en su finalizar y la nostalgia de recordar momentos agradables imbuido
en soledad.
Una vez colocadas las piezas que
componen estos contornos, la imagen va tomando estructura, que es fundamental
para saber cuáles son los límites, las reglas del juego y los colores que en conjunto
crearán la historia. De ahí partimos a los giros que se desean efectuar para
transformar la imagen inicial, en el cuadro completo, sintetizando al final del
recorrido el mensaje a transmitir.
Los colores y formas interiores
yo los tomo como frases o diálogos que ya he recopilado a lo largo de la
investigación inicial, que por sí solos tienen un peso significativo, pero aún
no hay un contexto en el cual colocarlos, y voy dibujando con palabras esos
contornos faltantes que los unan a las orillas del marco principal.
Hay un elemento adicional, y lo
separo porque la conforma la técnica a emplear. Es la característica propia de
cada creador. Puede ser detallada hasta en los reflejos que se observan en la
montura de los lentes, pinceladas gruesas que sólo dejan ver a grandes rasgos
la silueta de una pareja y que a distancia dan la percepción de estar en medio
de la lluvia por lo difuminado, o sólo querer usar colores alegres, y en su
defecto, centrarse en las emociones que se desencadenen dentro del espectador
al observar el cuadro completo.
Este quinto elemento es la “Perspectiva”,
la visión universal que el autor quiere transmitir por medio de su arte al espectador.
Tras lo anterior, destaco que los cuatro puntos son sólo de manera académica un ejemplo general, que puede tener más o menos principios, pero que siempre deben enmarcar la obra en sus límites, y se trabaja dentro de ellos disciplinadamente.
Centrando el tema de la creación
en literatura, cada vez que se me dificulta avanzar usando la teoría de
rompecabezas, recuerdo los consejos que reuní de otros escritores y fui
modificando en cada obra realizada, los cuales enumero a continuación:
1.- Vive y sé consciente de por
qué tomaste dicha decisión. Esta consciencia al decidir se permea al crear, y
sólo mediante la experiencia de vivir se logra percibir matices en los detalles
que surgen.
2.- Escucha música, la que permita
que fluyan tus ideas, ya que tenemos siglos de experiencia existentes en donde
los intérpretes y compositores nos han transportado a las emociones que
sentían, lo cual ayuda a discernir las propias y comprenderlas.
3.- Sé franco en lo que deseas
plasmar.
4.- Escribe para el futuro: lo
que pasaste es algo que te incomoda, pero estás ayudando a más de una persona a
futuro en cómo realizarlo con éxito. Lo
que das por sentado no todos lo tienen así.
5.- Parece fácil, y mientras más
fácil parezca significa que vas bien. Porque se necesita un ingrediente que
acompaña la trascendencia: Disciplina.
6.-Disciplina: Algunos escriben
mejor de día o de noche, como yo. Prefiero la noche donde nadie molesta. Pero aunque
prefiera de noche, sé que uno escribe cuando puede. Así que hay que tener un
tiempo definido para escribir donde no haya interrupción.
Tomé la disciplina de escribir cuando
no estudiaba, y mientras sabía qué quería escribir. Entre ambas actividades me
encontraba laborando, y tomé notas de lo que me llamaba la atención, para en
ese momento de calma, retomarlo. Quizá estudies, trabajes, o estén los hijos,
pero se debe tener disciplina en este concepto. Es vital.
Una vez que aplicas estos puntos, ordenas tus ideas y transmites los conceptos para llegar al objetivo mayor, la realización de la encomienda que te propones. Sé valiente.
"Son las 6:42 am del domingo 20 de
Marzo mientras comienzo a escribir esto. He tenido un episodio que quiero
contar. Ayer, sábado, fui a las 3:00 pm a la boda de una querida amiga. Fui
solo y me la pasé conversando con el padre del novio sobre su asociación de
socorristas. Era una plática un tanto atractiva, pero en mi interior varias
decisiones y atenciones me alejaban de las palabras. Tendría un viaje a
Guadalajara, saldría a las 11:30 pm. Pues bien, a las 6:00 pm me despedía del
señor y de mi amiga, la cual, junto a su esposo, dijeron que no era bueno,
porque me veían en mal estado. Ahí recordé que casi medio litro de tequila
bebí, pero, como en muchas otras ocasiones, pensé que podría continuar mis
labores. A las 5:10 am, del domingo, desperté en mi casa. Lo primero que pensé
fue en que no me fui y falté a la cita que tendría hoy, más tarde. No sé qué
pasó, pero he venido a casa de mi papá a informarme y sucedió algo así:
Al salir de la boda, sus
sentimientos encontraron el cobijo del olvido. Maquinalmente, sin lograr
acercar su espíritu al cuerpo, las velocidades y los movimientos sobre el
volante acercaron su presencia hasta el lugar donde dejó las maletas. Vestido
de traje, con corbata amarilla de seda y zapatos lustrados, pensó en cambiarse
por algo más casual para su viaje. Llegó a la casa de su padre y todo se
desfiguró. Había esperado más de un año por realizarlo, y ahora tenía los
boletos preparados. Las respuestas y todo lo que sintió un año antes pondrían
una razón de ser. Las cartas, El Gran Amor de los Muertos, los cuentos, las
llamadas y mensajes, serían iluminados por la presencia de la otra parte que
los alimentó. Dentro, él percibió que la conciencia se iba desvaneciendo poco a
poco, no como un anochecer, sino intermitente. Veía los coches, las personas,
los semáforos… hasta que despertó. Ella estaría esperándolo en la Basílica de
la soledad, pero él jamás llegaría.
Sólo me la paso pensando en que
me duele, me incomoda, el hecho de no haber dormido en el lugar que reservé,
pues es frente al Parían, un lugar donde acudí hace meses con dos amigos, y
está situado en Tlaquepaque, que es… ¿cómo describir la esencia de las calles,
fachadas, música, del lugar que me alegró debajo de mi escafandra de penumbra?
No pude estar recorriendo esas calles, y los planes se diluyeron por mi
embriaguez que me situó sin playera a recorrer las calles de Durango. La
imagen, que percibo, no me gusta. El dinero perdido no me importa, pero ahora,
que lo pienso… ¿Por qué?
Veo el amanecer en Durango, y no
estoy en Tlaquepaque. ¿Saben lo que es sentir que lo que te gusta no está
contigo y que fue tu culpa? Por eso he decidido dejar de tomar, ya no seré el
mismo, lo sé, o al menos no tomaré tequila y seguiré con el vino; de ese sí
puedo tomar hasta tres botellas sin que suceda esto. De hecho, maté a André
Lovedy en Día y Hora, pero mi André interior se ha vengado.
Ahora sigo escuchando en mis
audífonos Kings of Leon, y de nuevo pienso en lo que se fue. Me refiero a que
mi estancia allá, mis amigos, la persona que me los recomendó, la tienda de
discos donde los escuché por primera vez y que no me quitaba de ahí hasta
escuchar el disco por completo… Tlaquepaque… todo se desvaneció… ahora…
Mariela… Martha… “Tienes el mismo nombre…”. Es como si estuviera
viviendo el capítulo final de El Gran Amor de los Muertos.
Voy a encender todo. El dinero,
los boletos, la adrenalina, todo se conflagrará y haré que mi cuerpo vaya a
Guadalajara, aunque sea por horas, pero debo ir, escuchando Kings of Leon en el
camino, sólo pienso, ahora, en que, aunque he hecho algo similar antes, puede
que no vuelva de ese viaje… lo prometí y debo cumplir".
Comíamos chocolates sentados en las escaleras del pequeño
departamento. Por la ventana ingresaba el sonido de la cascada en el estanque
de afuera y las canciones de rock que el vecino reproducía en su televisor. Mencionaste
que estaría bien al menos tener una sonaja de lata en mis treinta metros
cúbicos para entretenernos con algo más. Una de las inolvidables bromas que me
hacías. Como por descuido un rayo de luz tocó tu cabello al reír, y en ese
instante supe que había encontrado el remitente de mi corazón.
Te conocí por recomendación; qué manera tan extraña, porque
Julio me dijo que había llegado una nueva inquilina a su casa de asistencia.
Era octubre de un año donde las nubes de tormenta no
llegaron encima de nuestros hogares, separados por una hora de camino y una
estación de tren abandonada.
Fui a correr esa tarde noche, creo que fueron veinte minutos,
lo que recuerdo es que visité a Julio. Hablamos de que ya regresamos el
entrenamiento, que el esgrima era lo mío, cuando de pronto su hermana y tú
salieron a esperar el taxi rosa que llamaron. Contrario a mi costumbre comencé
a socializar y sonreír.
-Hola-. Dije mi nombre-, mucho gusto- extendiendo la mano a
los límites desbordados donde mi sorpresa arribó en su bici. El ejercicio de la
memoria consiste en repasar los instantes donde se olvida quién se es para
imaginar una nueva posibilidad de volverse otra persona, o volver a ver otra
persona. Te presentaste y volteabas a donde yo no estaba, indiferente.
-¿A dónde van?
-A la Casa de Vidrio- mencionó doña Juana alias Juanita.
Se me cayeron las llaves al tratar de hacer un chiste que
incluía la ironía del nombre de un sitio donde la transparencia se nubla con el
alcohol y las drogas, y lo primero que recordé...
.
.
..
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Por entre las nubes vaga un beso de tu boca dulce y enamorada. Mi lengua pide un poco de rocío, de lluvia; pide toda la miel desde t...