Cada creador se ha visto en la
incertidumbre entre el inicio al término de su obra luego del primer flashazo
de inspiración. Lo que llamamos, el muro, muerte de musa, falta de inspiración;
los nombres son distintos y ajenos; algunas veces; al proceso creativo (sucesión
de pensamientos, a través de la cual el ser humano es capaz de crear algo
novedoso). Un día tras despertar y pensar en analogías para crear
nuevo contenido, se me ocurrió la idea de aplicar la técnica empleada en el
armado de rompecabezas a la hora de escribir o crear. Debido al descorazonador
sentimiento que acaece cuando esto sucede, quise experimentar con la disciplina
que me dio mi formación. Esta formación más que académica, fue un proceso
personal al tomar la decisión de convertirme en escritor. Al inicio puede
parecer que correr, escribir o armar un rompecabezas no tienen relación, pero
cada uno lleva un proceso para terminar el objetivo que se ha propuesto en el
inicio.
Centré mis esfuerzos, tiempo,
aprendizaje, en cualquier actividad relacionada directamente a escribir, ya
fuera leyendo o asistir a talleres y cursos, donde ningún otro distractor
entrara. “El sonido de la inquietud se escucha a miles de kilómetros”, pensaba.
Si no podía comprar libros baratos, asistía a la biblioteca pública, la de la
universidad, y tomaba libros de libreros de la familia. Incluso retomaba el
hábito de leer periódicos, revistas por no tener internet. Mi primera lección
de escritura aún la recuerdo: “Describe lo que estás viendo de diferentes
maneras”. Cada ocasión se facilitaba al desglosar los significados de las
palabras, y la asociación de ideas era primordial. Mi ejemplo más recurrente
tenía cierta conexión con mi etapa de runner, corredor. ¿Qué es caminar o
correr? El desbalance del cuerpo para retomarlo y volver a perderlo hasta
lograr retomarlo, repitiendo el proceso.
Así, con esta disciplina, fui
extendiendo asociaciones, lo cual, investigando sobre compositores de
sinfonías, hallaba paralelismos entre lo que vivían los autores y su obra. Siete
notas bien aprendidas lograban crear vaivenes sónicos, y trasladé este
aprendizaje a letras y su sonido. Por
ese entonces había tenido oportunidad de centrarme en la creación de un
rompecabezas, hallando patrones más allá de los colores y formas. Las esquinas
eran vitales, de ahí los contornos, para luego de tener el cuadro exterior, ir
posicionando los colores y formas en sitios donde se suponía se ubicarían. La
tenacidad al seguir esta instrucción logró que fuera colocando pieza por pieza
cada una en su lugar. Tiempo después, al hallarme ante una novela de la cual
tenía pleno conocimiento de la historia, personajes y la métrica de los
capítulos, opté por seguir una técnica que nombre: Teoría del rompecabezas.
Según Fernando Monge y Alfonso Álvarez
Ossorio coleccionistas y especialistas en rompecabezas, estos son los pasos a
seguir:
*Elección del rompecabezas.
Número de fichas y los colores, entre menos colores es mas difícil. No esperes
a terminarlo para decidir qué hacer con el. (motivación nunca olvidarla)
*Separación de bordes y colores.
*Destinar un horario en caso de
que no se termine en un día, pero no lo dejes ni lo desarmes.
*No te obsesiones con una ficha.
*Si no te funciona la separación
de bordes empieza por lo que se te haga mas sencillo.
Un rompecabezas estándar lo
encontramos de forma rectangular, sea de mil piezas o de nueve, todos contienen
cuatro esquinas, y bordes rectos que corresponden a las orillas, además, de
colores que dibujan la imagen interior. Para armarlo la técnica más rápida es
identificar las piezas de las orillas y esquinas, para ir acomodando las partes
internas. Siguiendo este principio, la teoría del rompecabezas emplea
principios angulares que demarcan las pautas que se han de respetar a nivel
general, pero disciplinadamente, para enmarcar el contenido de la obra. Para
efectos didácticos utilizo 4: Personaje, Lugar, Movimiento y Clima.
Personaje: Se enfoca en las
características físicas, anímicas, intelectuales, del sujeto que recorre la
mayor parte de la historia. Puede ser una persona, un robot, incluso un objeto.
Ejemplo: Un hombre mayor, en sus sesenta años de edad, que solía ser cantante y
ya no se presenta en conciertos desde hace una década al menos.
Lugar: El sitio físico, temporal,
etéreo y ambiental en que se desenvuelve el personaje. Contiene rasgos ajenos
al personaje, pero que sin duda forman parte fundamental de la obra. Ejemplo:
La mesa exterior de un café ubicado en la avenida principal de la ciudad, por
la noche de un otoño.
Movimiento: Son los pasos que
unen actos dispersos mediante una secuencia ordenada, que van interrelacionados
y trasladan al espectador de la obra.
Ejemplo: Aunque el personaje se
mantenga sentado, el movimiento se puede ubicar en los pensamientos aunados a
el ingreso de clientes, ida o venida del camarero, transeúntes, automóviles y
esporádicas ambulancias o vehículos policiacos por la avenida.
Clima: situación ambiental y/o
anímica del personaje primario, así como del entorno donde se ubicarán los tres
anteriores principios.
Ejemplo: El frescor de una tarde
otoñal en su finalizar y la nostalgia de recordar momentos agradables imbuido
en soledad.
Una vez colocadas las piezas que
componen estos contornos, la imagen va tomando estructura, que es fundamental
para saber cuáles son los límites, las reglas del juego y los colores que en conjunto
crearán la historia. De ahí partimos a los giros que se desean efectuar para
transformar la imagen inicial, en el cuadro completo, sintetizando al final del
recorrido el mensaje a transmitir.
Los colores y formas interiores
yo los tomo como frases o diálogos que ya he recopilado a lo largo de la
investigación inicial, que por sí solos tienen un peso significativo, pero aún
no hay un contexto en el cual colocarlos, y voy dibujando con palabras esos
contornos faltantes que los unan a las orillas del marco principal.
Hay un elemento adicional, y lo
separo porque la conforma la técnica a emplear. Es la característica propia de
cada creador. Puede ser detallada hasta en los reflejos que se observan en la
montura de los lentes, pinceladas gruesas que sólo dejan ver a grandes rasgos
la silueta de una pareja y que a distancia dan la percepción de estar en medio
de la lluvia por lo difuminado, o sólo querer usar colores alegres, y en su
defecto, centrarse en las emociones que se desencadenen dentro del espectador
al observar el cuadro completo.
Este quinto elemento es la “Perspectiva”,
la visión universal que el autor quiere transmitir por medio de su arte al espectador.
Tras lo anterior, destaco que los
cuatro puntos son sólo de manera académica un ejemplo general, que puede tener
más o menos principios, pero que siempre deben enmarcar la obra en sus límites,
y se trabaja dentro de ellos disciplinadamente.
Centrando el tema de la creación
en literatura, cada vez que se me dificulta avanzar usando la teoría de
rompecabezas, recuerdo los consejos que reuní de otros escritores y fui
modificando en cada obra realizada, los cuales enumero a continuación:
1.- Vive y sé consciente de por
qué tomaste dicha decisión. Esta consciencia al decidir se permea al crear, y
sólo mediante la experiencia de vivir se logra percibir matices en los detalles
que surgen.
2.- Escucha música, la que permita
que fluyan tus ideas, ya que tenemos siglos de experiencia existentes en donde
los intérpretes y compositores nos han transportado a las emociones que
sentían, lo cual ayuda a discernir las propias y comprenderlas.
3.- Sé franco en lo que deseas
plasmar.
4.- Escribe para el futuro: lo
que pasaste es algo que te incomoda, pero estás ayudando a más de una persona a
futuro en cómo realizarlo con éxito. Lo
que das por sentado no todos lo tienen así.
5.- Parece fácil, y mientras más
fácil parezca significa que vas bien. Porque se necesita un ingrediente que
acompaña la trascendencia: Disciplina.
6.-Disciplina: Algunos escriben
mejor de día o de noche, como yo. Prefiero la noche donde nadie molesta. Pero aunque
prefiera de noche, sé que uno escribe cuando puede. Así que hay que tener un
tiempo definido para escribir donde no haya interrupción.
Tomé la disciplina de escribir cuando
no estudiaba, y mientras sabía qué quería escribir. Entre ambas actividades me
encontraba laborando, y tomé notas de lo que me llamaba la atención, para en
ese momento de calma, retomarlo. Quizá estudies, trabajes, o estén los hijos,
pero se debe tener disciplina en este concepto. Es vital.
Una vez que aplicas estos puntos,
ordenas tus ideas y transmites los conceptos para llegar al objetivo mayor, la
realización de la encomienda que te propones. Sé valiente.