VI
Mi ala rota se alberga sufriendo
entre la bandada de campos floridos,
juramentos, las aguas quietas de tu
perfume.
Conservo el vuelo de antaño
donde no olvidé recordarte.
A consolarme viene la aflicción,
amigas, las estrellas,
y sobre todo la luna en mi ventana.
Si he comido será sin apetito,
pues se me antoja lo más exquisito;
eso que las personas llaman:
Amar correspondido.
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