VIENE, VIENE, NADA LO DETIENE
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sueño, hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada día. Pablo Neruda Y viene, cae del cielo, encendiendo las nubes con el resplandor de su aurora; tremendamente envolvente sobre los cielos y los mares, socavando el sol, enterrando cualquier reminiscencia de otra luz: estrellas, luna, sol, fuego; todo es oscuro comparándolo con su fulgor. Sus hilos se me pegan, viscosos, en una substancia incolora pero radiante, invisible pero incandescente. Son como miradas sin obstáculo, sin resistencia, atravesando propiedades y distancias hasta que los percibo, o las percibo. Desconocido es, desconocido para mí. Al parecer es una señal del inminente final, algún mensaje, alguna evidencia que lo anuncia. Enciende los cuerpos, carcomiéndolos hasta las cenizas. Respirado por las heridas; cubiertas de pasto, polvo, sangre y pegamento industrial; los hombres luchan por sobrevivir,...