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Mostrando entradas de marzo, 2011

VIENE, VIENE, NADA LO DETIENE

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No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sueño, hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada día. Pablo Neruda Y viene, cae del cielo, encendiendo las nubes con el resplandor de su aurora; tremendamente envolvente sobre los cielos y los mares, socavando el sol, enterrando cualquier reminiscencia de otra luz: estrellas, luna, sol, fuego; todo es oscuro comparándolo con su fulgor. Sus hilos se me pegan, viscosos, en una substancia incolora pero radiante, invisible pero incandescente. Son como miradas sin obstáculo, sin resistencia, atravesando propiedades y distancias hasta que los percibo, o las percibo. Desconocido es, desconocido para mí. Al parecer es una señal del inminente final, algún mensaje, alguna evidencia que lo anuncia. Enciende los cuerpos, carcomiéndolos hasta las cenizas. Respirado por las heridas; cubiertas de pasto, polvo, sangre y pegamento industrial; los hombres luchan por sobrevivir,...

M di MUPA

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Cómo comenzó la sensación de querer continuar descubriendo quién era la joven con aquél perfil tan preciado, tan hermoso, capaz de destruir el muro interpuesto entre el amor y la soledad, entre el vacío y la fantasía, entre el sueño y el despertar. Él no sabía contestar la pregunta. Varios amaneceres vio y no lograba evadir el insomnio provocado por el dolor de no poder estar junto a ella. Le parecía insuficiente ver sus palabras escritas, recordar su rostro, ver las fotografías, escuchar su voz, pues lo que deseaba era abrazarla tan fuerte, que ella supiera que dentro de él el sentir era tan grande, como para soportarlo en un solo cuerpo. Daba gracias a la distancia de que ella hubiera aparecido en su vida, de que una persona forjara en sus sueños frases que a él lo embargaban de alegría. “Necesito que necesites la necesidad de necesitarme”, dijo ella, y todos los segundos apretados en su corazón durante más de doce meses se desvanecieron como un recuerdo de la infancia. No le impor...

Charles Bukowski

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Les dejo con una frase que encontré de él, ya que su entrevista me ha recordado a un fin de semana al que llamo mi vida... "Estoy mintiendo pero, creeme, es verdad".

Inicio de Un té

Son las 6:42 am del domingo 20 de Marzo mientras comienzo a escribir esto. He tenido un episodio que quiero contar. Ayer, sábado, fui a las 3:00 pm a la boda de una querida amiga. Fui solo y me la pasé conversando con el padre del novio sobre su asociación de socorristas. Era una plática un tanto atractiva, pero en mi interior varias decisiones y atenciones me alejaban de las palabras. Tendría un viaje a Guadalajara, saldría a las 11:30 pm. Pues bien, a las 6:00 pm me despedía del señor y de mi amiga, la cual, junto a su esposo, dijeron que no era bueno, porque me veían en mal estado. Ahí recordé que casi medio litro de tequila bebí, pero, como en muchas otras ocasiones, pensé que podría continuar mis labores. A las 5:10 am, del domingo, desperté en mi casa. Lo primero que pensé fue en que no me fui y falté a la cita que tendría hoy, más tarde. No sé qué pasó, pero he venido a casa de mi papá a informarme y sucedió algo así: Al salir de la boda, sus sentimientos encontraron el cobij...

USE SOMEBODY

-Te estuve esperando. -¿En serio? ¿Toda la vida?- preguntó la joven. -Al menos desde ayer-. Mintió-. Desde que supe que era una nueva vida. Quería escuchar tu voz; es lo menos que puedo hacer. -¿Por qué dices eso?- preguntó ella. -Dijiste que no querías verme-. Fue para provocarla. -Lo que dije fue, que no creí conveniente el vernos. -No lo entiendo. -Es por mí. Me afecta. Él pudo ver el cinturón negro de imitación de piel que ella llevaba a la cintura y no en la cadera; de cerca, frente a él, parecía que podía lucir hermosa con otro accesorio menos grande. Debajo del cinturón vestía una playera azul marino, y sobre los hombros una chamarra delgada. Le puso ambas manos en la cintura y la atrajo hacia sí. -Ahora es otro tiempo. No me has respondido a mi nota. La joven sonrió y volvió la mirada hacia un costado. Él supo que lo evitaba, y que los pensamientos transcritos por la mañana se desvanecerían en el mar de olvido; no insistiría. Jamás insistía. -¿A dónde ibas? El joven le respondi...

UN SEGUNDO

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Un segundo es lo suficiente para cambiar de canción. Cielo rojo resuena en el cuarto de mi amigo. Tres almas y yo, todos reunidos por la soledad de la aberración, por juntarnos cada fin de semana. Si encuentro otro trago de coñac, no dudaré en hacerlo mío. Eduardo entra en la regadera, Alfonso está recostado sobre el sofá violeta y Manuel compone los sonidos que acompañan nuestra melancolía; el vaso de mi humor está tan transparente y vacío como mi estómago. Después de comernos tres horas, salimos al jardín. Juntos recorremos la vía del riesgo, abordamos las motocicletas y nos zambullimos en la carretera. Kilómetros aplastados, silencios profanados por los motores y un camino de carbón que vamos dejando atrás. El calor de la tarde que se va durmiendo, los mareos por el alcohol y la fragancia del aceite quemado nos envuelven en el camino. Avanzamos sin voltear atrás, sin miramientos ni protestas sobre el destino. Cuán corta es la vida, cuando se ha vivido y no sólo existido, como la luz...

DIARIO pasado de Moda

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SENTIR NADA Podría recibir un regalo y no sentir nada. Podría desangrarme hasta caer… y no sentir nada. Lo maravilloso de estar perdido, solo, es simplemente existir entre palpitaciones. Quisiera dormir y soñar, dejar que la lluvia me envuelva, y no sentir nada. Pienso en tu recuerdo y tu voz, callada, sencillamente muda por mi presencia. Quisiera pedirte un beso y no querer nada. Podría besarte hasta morir… y sentir algo. Granuladas palabras aguardan tras tus labios, augurando tu infinita compañía, sintiendo que seremos uno, uno solo y más que el mismo. Podría decirte esto y quedarme serio. Podría invitarte a quedarte y sentir algo, pero por ahora, no siento nada. OCTUBRE 21, 2009 Sus pasos agrandan el avance retrocediendo de mí, del pasado. El abismo se funde con el clima envolviendo sus latidos, su mirada, su voz, su sueño… el mío. Arrendamos la vida a la muerte con tres monedas, dos bocados, un respiro. Primero levantarse para pensar después, después quién sabe. Se asoma por la boc...