jueves, 18 de marzo de 2021

Teoría del rompecabezas

 

 



Cada creador se ha visto en la incertidumbre entre el inicio al término de su obra luego del primer flashazo de inspiración. Lo que llamamos, el muro, muerte de musa, falta de inspiración; los nombres son distintos y ajenos; algunas veces; al proceso creativo (sucesión de pensamientos, a través de la cual el ser humano es capaz de crear algo novedoso). Un día tras despertar y pensar en analogías para crear nuevo contenido, se me ocurrió la idea de aplicar la técnica empleada en el armado de rompecabezas a la hora de escribir o crear. Debido al descorazonador sentimiento que acaece cuando esto sucede, quise experimentar con la disciplina que me dio mi formación. Esta formación más que académica, fue un proceso personal al tomar la decisión de convertirme en escritor. Al inicio puede parecer que correr, escribir o armar un rompecabezas no tienen relación, pero cada uno lleva un proceso para terminar el objetivo que se ha propuesto en el inicio.

Centré mis esfuerzos, tiempo, aprendizaje, en cualquier actividad relacionada directamente a escribir, ya fuera leyendo o asistir a talleres y cursos, donde ningún otro distractor entrara. “El sonido de la inquietud se escucha a miles de kilómetros”, pensaba. Si no podía comprar libros baratos, asistía a la biblioteca pública, la de la universidad, y tomaba libros de libreros de la familia. Incluso retomaba el hábito de leer periódicos, revistas por no tener internet. Mi primera lección de escritura aún la recuerdo: “Describe lo que estás viendo de diferentes maneras”. Cada ocasión se facilitaba al desglosar los significados de las palabras, y la asociación de ideas era primordial. Mi ejemplo más recurrente tenía cierta conexión con mi etapa de runner, corredor. ¿Qué es caminar o correr? El desbalance del cuerpo para retomarlo y volver a perderlo hasta lograr retomarlo, repitiendo el proceso.

Así, con esta disciplina, fui extendiendo asociaciones, lo cual, investigando sobre compositores de sinfonías, hallaba paralelismos entre lo que vivían los autores y su obra. Siete notas bien aprendidas lograban crear vaivenes sónicos, y trasladé este aprendizaje a  letras y su sonido. Por ese entonces había tenido oportunidad de centrarme en la creación de un rompecabezas, hallando patrones más allá de los colores y formas. Las esquinas eran vitales, de ahí los contornos, para luego de tener el cuadro exterior, ir posicionando los colores y formas en sitios donde se suponía se ubicarían. La tenacidad al seguir esta instrucción logró que fuera colocando pieza por pieza cada una en su lugar. Tiempo después, al hallarme ante una novela de la cual tenía pleno conocimiento de la historia, personajes y la métrica de los capítulos, opté por seguir una técnica que nombre: Teoría del rompecabezas.

 

 Según Fernando Monge y Alfonso Álvarez Ossorio coleccionistas y especialistas en rompecabezas, estos son los pasos a seguir:

*Elección del rompecabezas. Número de fichas y los colores, entre menos colores es mas difícil. No esperes a terminarlo para decidir qué hacer con el. (motivación nunca olvidarla)

*Separación de bordes y colores.

*Destinar un horario en caso de que no se termine en un día, pero no lo dejes ni lo desarmes.

*No te obsesiones con una ficha.

*Si no te funciona la separación de bordes empieza por lo que se te haga mas sencillo.

 

Un rompecabezas estándar lo encontramos de forma rectangular, sea de mil piezas o de nueve, todos contienen cuatro esquinas, y bordes rectos que corresponden a las orillas, además, de colores que dibujan la imagen interior. Para armarlo la técnica más rápida es identificar las piezas de las orillas y esquinas, para ir acomodando las partes internas. Siguiendo este principio, la teoría del rompecabezas emplea principios angulares que demarcan las pautas que se han de respetar a nivel general, pero disciplinadamente, para enmarcar el contenido de la obra. Para efectos didácticos utilizo 4: Personaje, Lugar, Movimiento y Clima.

Personaje: Se enfoca en las características físicas, anímicas, intelectuales, del sujeto que recorre la mayor parte de la historia. Puede ser una persona, un robot, incluso un objeto. Ejemplo: Un hombre mayor, en sus sesenta años de edad, que solía ser cantante y ya no se presenta en conciertos desde hace una década al menos.

Lugar: El sitio físico, temporal, etéreo y ambiental en que se desenvuelve el personaje. Contiene rasgos ajenos al personaje, pero que sin duda forman parte fundamental de la obra. Ejemplo: La mesa exterior de un café ubicado en la avenida principal de la ciudad, por la noche de un otoño.

Movimiento: Son los pasos que unen actos dispersos mediante una secuencia ordenada, que van interrelacionados y trasladan al espectador de la obra.

Ejemplo: Aunque el personaje se mantenga sentado, el movimiento se puede ubicar en los pensamientos aunados a el ingreso de clientes, ida o venida del camarero, transeúntes, automóviles y esporádicas ambulancias o vehículos policiacos por la avenida.

Clima: situación ambiental y/o anímica del personaje primario, así como del entorno donde se ubicarán los tres anteriores principios.

Ejemplo: El frescor de una tarde otoñal en su finalizar y la nostalgia de recordar momentos agradables imbuido en soledad.

Una vez colocadas las piezas que componen estos contornos, la imagen va tomando estructura, que es fundamental para saber cuáles son los límites, las reglas del juego y los colores que en conjunto crearán la historia. De ahí partimos a los giros que se desean efectuar para transformar la imagen inicial, en el cuadro completo, sintetizando al final del recorrido el mensaje a transmitir.

Los colores y formas interiores yo los tomo como frases o diálogos que ya he recopilado a lo largo de la investigación inicial, que por sí solos tienen un peso significativo, pero aún no hay un contexto en el cual colocarlos, y voy dibujando con palabras esos contornos faltantes que los unan a las orillas del marco principal.

 

Hay un elemento adicional, y lo separo porque la conforma la técnica a emplear. Es la característica propia de cada creador. Puede ser detallada hasta en los reflejos que se observan en la montura de los lentes, pinceladas gruesas que sólo dejan ver a grandes rasgos la silueta de una pareja y que a distancia dan la percepción de estar en medio de la lluvia por lo difuminado, o sólo querer usar colores alegres, y en su defecto, centrarse en las emociones que se desencadenen dentro del espectador al observar el cuadro completo.

Este quinto elemento es la “Perspectiva”, la visión universal que el autor quiere transmitir por medio de su arte al espectador.

 

Tras lo anterior, destaco que los cuatro puntos son sólo de manera académica un ejemplo general, que puede tener más o menos principios, pero que siempre deben enmarcar la obra en sus límites, y se trabaja dentro de ellos disciplinadamente.

Centrando el tema de la creación en literatura, cada vez que se me dificulta avanzar usando la teoría de rompecabezas, recuerdo los consejos que reuní de otros escritores y fui modificando en cada obra realizada, los cuales enumero a continuación:

1.- Vive y sé consciente de por qué tomaste dicha decisión. Esta consciencia al decidir se permea al crear, y sólo mediante la experiencia de vivir se logra percibir matices en los detalles que surgen.

2.- Escucha música, la que permita que fluyan tus ideas, ya que tenemos siglos de experiencia existentes en donde los intérpretes y compositores nos han transportado a las emociones que sentían, lo cual ayuda a discernir las propias y comprenderlas.

3.- Sé franco en lo que deseas plasmar.

4.- Escribe para el futuro: lo que pasaste es algo que te incomoda, pero estás ayudando a más de una persona a futuro en cómo realizarlo con éxito.  Lo que das por sentado no todos lo tienen así.

5.- Parece fácil, y mientras más fácil parezca significa que vas bien. Porque se necesita un ingrediente que acompaña la trascendencia: Disciplina.

6.-Disciplina: Algunos escriben mejor de día o de noche, como yo. Prefiero la noche donde nadie molesta. Pero aunque prefiera de noche, sé que uno escribe cuando puede. Así que hay que tener un tiempo definido para escribir donde no haya interrupción. 

Tomé la disciplina de escribir cuando no estudiaba, y mientras sabía qué quería escribir. Entre ambas actividades me encontraba laborando, y tomé notas de lo que me llamaba la atención, para en ese momento de calma, retomarlo. Quizá estudies, trabajes, o estén los hijos, pero se debe tener disciplina en este concepto. Es vital.

Una vez que aplicas estos puntos, ordenas tus ideas y transmites los conceptos para llegar al objetivo mayor, la realización de la encomienda que te propones. Sé valiente. 

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