domingo, 17 de febrero de 2013

Domingo


La ventana se satura en el viento de tu mirar
perder, encontrándome en la infinidad de la memoria
donde cada tarde de domingo
oigo tangos y rondas, boleros y sinfonías
hasta que gires de nuevo tu residencia en mi domicilio,
y al decir que no te vayas
resuena mi voz en la maceta que te di
la que puse en la puerta de tu alcoba
como testigo coloreado de tu partida sin retorno
a un mar del otro costado de la vida
donde he muerto tantas veces
donde tu pecho palpita de mañana
donde, sin buzón, he repetido mis cartas sin postales.

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