A la inversa, de nosotros
emerge un beso submarino
y busca inquieto al nido
en que habrá de posar un:
Descansa.
Ya sobre agua su arribo
tras navegar incertidumbre
anclará este beso a tu boca
para luego desembocar un:
Buen día.
Se quebró la ventana y, de tarde, entre el humo y alondras, se alejaba el ocaso tras tu cabello, iniciando siluetas advirtiendo fo...
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