Quizá, la
palabra perfecta
para describirte:
Cúmulo de
recuerdos unidos a tu anagrama
supuestos con
todo incluido
metáfora
intacta
la sinagoga sin
muros
y un efluvio
constante de boleros.
La marea nos
inundaba
no quedó
resquicio sin tocar,
su oleaje arrasó
las tinieblas:
Yo te pienso,
yo te pienso.
Quizá, la
palabra indestructible
tatuada a nuestra
historia:
Hubo tiempos
que de la mano caminé con la muerte,
fue brújula
intemporal de mi sombra.
Me faltó el
aire en tu presencia,
y tu ausencia
hizo que el viento me llevara:
Yo te pienso,
yo te pienso.
Quizá, este
otoño
sea como cada
año:
El pozo lleno,
le mesa puesta y el café servido
aguardan la
llegada del periódico.
Yo te pienso,
yo te pienso.
Quizá dormimos
y te desperté:
Visto la
armadura con que me conociste
su tacto suave
y el color negro
perduran
protegen
privan los
efectos de tu lanza:
Yo te pienso.
Yo te pienso.
Quizá, tu
significado
sea incierto:
Acallo los
augurios que me preceden,
recibo golpes y
me levanto,
sabes que ningún
panteón podrá tenerme.
Yo te pienso,
yo
te pienso.
Quizá, es tan
pequeño el mundo
como para
encerrarlo en un anillo.
Quizá el tal
vez del sin embargo
alcance la
oportunidad.
Quizá las
pesadillas forman parte de los sueños
y en sándalo,
se curan las heridas:
De noche los
retratos cobran vida,
bajo lluvia el
alba se alza,
mis suspiros te
pertenecen
cada vez que te
pienso.
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