sábado, 8 de noviembre de 2014

Quizá (the awaiting priest)



Quizá, la palabra perfecta
para describirte:
Cúmulo de recuerdos unidos a tu anagrama
supuestos con todo incluido
metáfora intacta
la sinagoga sin muros
y un efluvio constante de boleros.
La marea nos inundaba
no quedó resquicio sin tocar,
su oleaje arrasó las tinieblas:
Yo te pienso, yo te pienso.

Quizá, la palabra indestructible
tatuada a nuestra historia:
Hubo tiempos que de la mano caminé con la muerte,
fue brújula intemporal de mi sombra.
Me faltó el aire en tu presencia,
y tu ausencia hizo que el viento me llevara:
Yo te pienso, yo te pienso.

Quizá, este otoño
sea como cada año:
El pozo lleno, le mesa puesta y el café servido
aguardan la llegada del periódico.
Yo te pienso, yo te pienso.

Quizá dormimos
y te desperté:
Visto la armadura con que me conociste
su tacto suave y el color negro
perduran
                      protegen
privan los efectos de tu lanza:
Yo te pienso.
Yo te pienso.

Quizá, tu significado
sea incierto:
Acallo los augurios que me preceden,
recibo golpes y me levanto,
sabes que ningún panteón podrá tenerme.
Yo te pienso, yo
te pienso.

Quizá, es tan pequeño el mundo
como para encerrarlo en un anillo.

Quizá el tal vez del sin embargo
alcance la oportunidad.

Quizá las pesadillas forman parte de los sueños
y en sándalo, se curan las heridas:
De noche los retratos cobran vida,
bajo lluvia el alba se alza,
mis suspiros te pertenecen
cada vez que te pienso.

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