martes, 26 de julio de 2011

Amy ha muerto


Ese día no querías salir al cine ni de viaje, simplemente quisiste estar fuera de casa. Luego recordabas que era momento de ir a dejar un encargo, y precisamente era la hora cuando despertaste. Según tú el camino no se te olvidó, pero te retrasaste veinte minutos por tratar de reconocer las calles, los árboles, y las paredes del sitio donde dijo que tuvieras cuidado con ella. Al llegar la lluvia te recibió mientras esperaste que saliera. La casa verde, el enrejado blanco, el pasto recién cortado y los maullidos de los gatos que no tenía volvieron a tu memoria. Sí, era ella quien abrió la puerta e invitaba a que tomaras un poco de refugio en la saliente del techo. Le diste el motivo por el que habías ido, pero el silencio hizo que la invitaras a beber cerveza para quitarse el frío. Tonterías, sabías bien porque dijiste eso. Ella accedió pero iría a pedir permiso y por un cambio de ropa, mas en tu mente quisiste seguir viendo la licra y la blusa con el payaso llorando. Esperaste hasta que subió contigo, compraron botellas, chocolate, conversaron, cantaron la misma estrofa de alguna canción que no recuerdas y se miraron sonriendo, salieron de la ciudad como les incitaba la violenta melodía rockera... hasta que ella preguntó si lo que pasaron era un cementerio. Sí, lo era, y decidieron ir para pasar el tiempo. No se te ocurría otra cosa que manejar. Las tumbas, el perro y el señor cuidándolo todo, que dijo: tárdense lo que quieran, no le hace que ya hayamos cerrado; era irreal.
El cielo era gris, húmedo, con un conejo por el horizonte y dos pequeños sapos cruzando perpendicularmente su camino. Sacudiste la ceniza de tabaco revolviendo la mirada en torno a las tumbas al momento de escuchar:




-Sabes... Amy ha muerto.




-¿Quién?
-Amy Winehouse.
Le extendiste tu bufanda y el chaleco, mencionando que se te olvidó el pasamontañas. Te pidió un cigarro y que abrieras la quinta botella. Lo hiciste mientras pensabas que un homenaje como ese y estar embriagándose en un cementerio era algo jamás pensado pero que debía realizarse. Ella preguntaba con qué te cubrirías el frío, pero luego vio tu blazer y asunto arreglado, ni lluvia o frío les incomodarían esperar oír las palabras de los muertos.

2 comentarios:

  1. ja me gusta atte Yolatl

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  2. Buen Post

    Atentamente El Esclavo Atrapado En La Carcel De Su Mente Enferma.

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