El armario sin tus prendas no se viste igual que antaño.
Los grillos me cantan su melodía melancólica.
Ella abunda como carezco de vino.
Y yo contando las horas y los latidos.
Las telarañas extrañan que las quites de mi rostro.
Ustedes, sombras, tejidas en mi alma alcohólica
tienen la responsabilidad que convido.
Y yo, contando las horas y los latidos.
Fue un jueves mojado amaneciendo a sábado
a pedir asilo en luz metafórica.
Flama vuelve, va y vino.
Y yo contando las horas y los latidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario