lunes, 6 de septiembre de 2010

25

el cuarto del silencio


Quise abrir el reloj y borronear el silencio.
Luego vi una mujer que me dejó ciego;
mas tu fuerza no pudo levantarme.
Aquí, donde estoy, tú no estás aquí.
Del viento frío me hice triste,
porque hubo formas de entristecer con el viento.
Un murmullo a lo lejos, zumbando, los hombres,
las máquinas rotas, esas secuelas de ayer
venían a contar por piezas al ajedrez partido.
Quise jugar contigo y con el tiempo;
sentí las palabras de su boca
encerrándome débil, torturado
tendido al suelo, deletreando tu nombre.
(Ahora no voy. Me quedo. ¿Vienes ahora?)
Una luna en su equilibrio efímero
toma de la mano a otro, aquel
que tiene en mi jardín pensado morir.

Quise llover, diluvio fui
con un cigarro apagado en mis labios.
Mas dentro el fuego formó un torrente
de gotas, de angustias
de tormentas rotas.
Aquí donde estoy, tú no estás aquí.
Por cada línea blanca en tu vestido se cuenta una
dos, cinco hasta contar gotas.
Me voy, busco, te llevo a donde voy.
Lo soy, tuyo , te lluevo donde soy.

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