miércoles, 25 de agosto de 2010

21

Todas las cosas fueron
substancia incolora
un arcabuz de animales gimiendo dormidos,
en las sombras terrestres del mar abierto;
cortado en los sepulcros
sobre las fauces celestes de orión.

Escondido detrás en la censura
la sensualidad tuya vuelve,
como gaviota a tierra, como humo al fuego
hasta el vaho licuado en que duermo.

Hoy vi el lago en que tu fuente,
el agua y las piedras
se unieron a mis sauces de olvido.
Han crecido por milenios
que hasta piensan y trabajan,
duermen y cantan.

Amando en secreto
sin piel de indiferencia
me desnudo ante ti para decir:
Somos de otros y nos unimos con la ausencia.

Estas estrellas caerán a tierra,
las montañas se moverán silentes
mientras ven mi descenso por la escalinata
hundida bajo las olas; los remansos
continuos de mil días sin tu voz en mi espalda.

Aguijón de lejanía,
que hiere, mas no de muerte;
que hunde tu recuerdo,
hasta donde nadie sepa de él.
Que viene y se contonea en su ornamento curvo,
para encontrar la fragilidad de mi tristeza.

Es en esta hora y en la siguiente
cuando doy por terminada la voluntad.
Se ha quebrado mi agonía.

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