viernes, 12 de septiembre de 2025

Cabellos de ocaso

 

Se quebró la ventana y, de tarde,

entre el humo y alondras,

se alejaba el ocaso tras tu cabello,

iniciando siluetas

advirtiendo fonemas,

propuestas sin retorno

conversaciones calladas:

 Hoy, como de noche,

al abrigo de estrellas,

brindamos entre pieles por los hijos,

batallas sin trincheras,

retornos no esperados

y el último alivio.

 

Dos veces vi Orión y luna menguante:

Empezamos sin espera las visitas,

y, esperando, se nos fue la vida.

 

El rocío del día que nos cubrió,

territorio desconocido y familiar,

en que nos sumergimos;

callada pradera menonita;

nos faltó memoria para el tiempo

pero hicimos del espacio lecho

y de murmullos nuestra canción:

Chiquita,

me gusta como luce la luz del atardecer entre tu cabellera

al ir rumbo al río

sábado, 6 de septiembre de 2025

Escondidos en sueño

 Entre cinco a tres días de sueño, cayó dentro del mundo incorpóreo. 

-Las chispas y cenizas, fuego en declive, esporádicas y danzantes flamas, la quietud detrás, el calor; y aun los maderos intactos sin encender son el arte, lo que nos conmueve, hiere, sensación tibia, también quema, ilumina, ayudando a vivir hasta morir en sí mismo. Respondí.

El Auditorio votó mi dibujo junto al significado, los colores pastel, pero aunque no fuera elegido, supe era verdad.

lunes, 1 de septiembre de 2025

Chiquita



Dentro de incienso

tu boca taciturna

inauguró el acercamiento,

que en termos tristes,

cando alba se escondía

besé tu frente y orilla

sombras de aquel verano encobijado

donde vernos

era pleitesía del encuentro

y cuando el hijo inaugurado

de noche nos nombraba:

Vuela y va en el agua

que horchata enciende 

insomnios postreros

un cóctel de mar

e inicios de año

donde tus descubrimientos me encontraron.

Voy y te veo sonrosada,

amarga y cautiva:

De mis besos no podrás desprenderte.


Ahora, como la mañana

inauguré en tu piel el testigo

de todas las noches conjuntas,

y, en sagrario

las voces escritas nos aguardan:

Será en la muerte donde recordemos

el sanguinario ajuar de la usencia

donde peregrinamos confundidos

la metáfora que eco y fuego sembraron.

Tu hermana duerme y padres callan,

hoy el eclipse nos reúne

vamos a besarnos:

A intemperie

nadie puede descubrirnos.

Cabellos de ocaso

  Se quebró la ventana y, de tarde, entre el humo y alondras, se alejaba el ocaso tras tu cabello, iniciando siluetas advirtiendo fo...