En aquel momento Mahler había sido una sugerencia y una invitación a crear. Era el año 2011. Fui al concierto con Rosy y le comenté que estaba desencadenando algo, que en ese momento desconocía pero llegaría a formar Un té a medianoche. Febrero, mas hasta Marzo las primeras líneas comenzaron a salir. Durante el transcurso me informé de su historia, escuché música clásica y Kings of Leon, pasando por Queen y Louis Armstrong. La eufonía se unió a conjuros, comas, palíndromos, silencios, sensaciones y vicisitudes. De noche luego de la escuela me posicionaba a escribir lo que en el día se armaba. Poemas también surgían en los interludios y el domicilio y remitente se hallaban a kilómetros de distancia. Cartas, notas, viajes perdidos se anexaban. Pero la novela continuaba infusionándose. A veces creí de mañana haber perdido noción del rumbo, sin embargo seguía armándose la historia. Trabajaba en una sastrería y por ello el personaje fue sastre.
Se ha posicionado como la cumbre en lo que quise hacer y agrada a quienes han llegado a conocer el libro y la historia detrás.
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