S. C.
No olvido tus pies pequeños
los ojos claros
el crepúsculo de tu rostro al mirar a otro lado.
No olvido la mañana que me acompañó tu vacío.
Sólo camino entre copas,
llenas de luna, ausentes de lluvia,
en este osario de mis pasos contados.
Más delante donde anidan los mares
habré de anclar un decisivo abrazo
a este beso que desenterré en tus labios.
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