LA INVASIÓN de GIBRÁN A veces cuando te veo recupero la nostalgia de saberme equivocado, infinito andar encima de autobuses rumbo al trabajo sin saber de dónde provino tu sueño. Otras veces, al mirarte sé que he olvidado las preocupaciones en casa, aderezar las paredes y regar el naranjo: Llorabas y no sabíamos llorar contigo. A veces fui de noche te imaginaba entrevistándome respecto a mis heridas, prolongar el tiempo en la granja de hormigas. Éramos cristales de agua aquel invierno, vendedores a tiempo completo del silencio aliento perdido de nuestros ancestros. Detuve mis pasos temprano te escuchaba y mi alma se agrietaba de pronto: Hace un lustro aprendí a omitir lágrimas; así de simple; y sólo quería tu llegada para mostrarte que es mejor hacer inventario valoración de daños en busca de la pieza faltante, hasta reemplazarla, mas tu nombre impronunciable aún no caminaba, las maestras a...