lunes, 16 de febrero de 2015

Hemingway, raíces

Pasó una semana y no te das cuenta- en verdad no te das cuenta- que los minutos fueron uniéndose. Hubo un paseo, del alma, noche del alma, lluvia (cómo olvidarlo), noche, algo de kwoon al final y un poco de mugre; los mejores instantes, como los peores, se acompañan de suciedad. Cierto, pero, ¿qué importaba? Sabemos que no acabamos de escribir aún. Lo sé. Pero la compilación no corre por nuestra cuenta, esa vendrá luego. Como las estaciones. Y por desconocidas causas. Fonemas, silencios, vocablos, espacios, ausencias.
Después, al mirar al lado en la mañana (medio día o de tarde), como toda batalla hubo bajas. Encendiste incienso al buda, le pusiste lámparas de aceite y flores. Mas la culminación te la agregué sutilmente: el archivo con Hemingway a destajo- esta sobriedad ameritaba un recuerdo de las antiguas hazañas, el rumor védico de que en verdad existió un mítico guerrero.
La verdad no te creí. Claro, lo sé. Pero... ¿y luego? 
Fue reencontrare con un amigo. La dicha me invadió. 


¡Oh, Hemingway!


Ahora, en Las islas en el Golfo, de nuevo oigo la precisión de la maquinaria bien aceitada:


"Era una mujer encantadora y deliciosa que nunca en la vida alteraba un plan establecido. Hacía los planes siempre en secreto, como un buen general, y eran igual de fuertes, igual de rígidos que los de éste".


"Un plan era un plan. Una decisión, verdaderamente una decisión".


"Cinco semanas es bastante tiempo para estar junto a los seres que uno quiere y con los que le gustaría estar siempre cerca. Pero, para empezar, ¿por, qué se me ocurrió separarme de la madre de Tom? Mejor no pensar en eso, se dijo. Y los hijos que te dio la otra son dos muchachos estupendos. Muy extraños y muy complicados, y bien sabes cuántas de sus buenas cualidades las heredaron de la madre. Es una mujer excelente y tampoco debiste dejarla, pensó. Pero al instante añadió para sí: Tuve que hacerlo".


"–Hay mucha gente que no te clasificaría entre los buenos –le dijo Thomas Hudson.
 –No lo soy. Ni lo pretendo. Ni bueno ni nada parecido. Pero quisiera serlo. Estar en contra del
mal no indica que uno sea bueno. Esta noche estaba contra el mal y después el mal se apoderó de
mí, yo mismo era un diablo. Lo sentía subir como una marea."

"Cuando un hombre vive solo en una casa va adquiriendo costumbres muy definidas y llega a
encontrar placer en seguirlas. Sin embargo es bueno romperlas de vez en cuando, y Thomas Hudson
sabía que mucho después de marcharse sus hijos seguiría conservándolas".


"Sabía casi todo lo que hay que saber sobre el vivir solo, y también había sabido lo que es vivir
con alguien a quien se ama y que corresponde a ese amor."

Lo que ocurre es que tienes un problema básico y otros intermedios. Es todo lo que tienes, de 
manera que vale más que te acostumbres a la idea. Nunca más gozarás de hermosos sueños, de 
modo que más vale que no duermas. Limítate a descansar y usa tu cabeza hasta que no puedas 
más y cuando te duermas cuenta con las pesadillas. Eso has ganado enel juego de la vida. Fijas un 
objetivo, echas la línea, te quedas vigilando y tu botín será sólo unos sueños intranquilos y 
desagradables. Estás a punto de lograr no dormirnunca. Pero has cambiado eso por lo que tienes, 
así que más vale que te guste. Ahora tienes sueño. Duerme, pues, pero cuenta con que te 
despertarás sudando. Y bien, ¿qué importa? No importa nada. ¿Te acuerdas de cuando dormías toda 
la noche con la madre de Tom? ¿Te acuerdas de lo feliz que eras y de que sólo despertabas si ella te 

despertaba para hacer el amor? Piensa en todo eso, Thomas Hudson, a ver de qué sirve.



Emancipado pasajeramente de la ambrosía, ha vuelto el vicio crónico:

Nada peor que luchar contra la propia sombra.


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