sábado, 24 de enero de 2015

SOBER


Nací río abajo, un día nublado,
a la sombra de hojas secas.
Sin importar que tan lejos estuviera el lago
mirar las montañas se convertía en plegaria:
Mi herramienta fue mi mano
mi transporte los pies:
Al mando puse el orgullo.

Sólo tú podías hacer café con una plancha
y planchar la ropa con un sartén.

Hiciste la distancia tu campo de juego
y te fabriqué hogares milenarios.
Aquella carretera en que dormiste
el hotel al lado del camino
y el soldado que cuida tu tesoro
te recordaron lo que somos
y a qué venimos.

Nací al cuidado de un chamán en el cónclave del silencio.
El presente es el futuro del ayer.

Nací tras cada muerte
y dije a la muerte:
Hallaré al niño.




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