Carta a la medianoche

Tenías de enemigo el crónico aparecer de la depresión psíquica, el resucitar de los dinosaurios, y al humo que rodea el alma del viento. A través de los inciensos en las paredes se ciñeron tu paso y permanencia en este holograma, clave de enigma, yugo de la eternidad. La juventud se iba quemando mientras en otras lenguas se ocultaron los sentimientos. Como un libro recomendado, se perdió en el vacío el tiempo de las conversaciones que terminan por falta de dinero, mas luego se sembraron estaciones, aromas, sombras de transeúntes a cada espresso bebido durante las imágenes. Aguardar a tu hilera de faroles se volvía la premisa. En imagen e imaginación se construyeron los mundos rutilantes, la oferta de un acosador, y el sonido de las grullas. El fuego y la comida y el chaleco salieron de la mochila el fin de semana, y aún no los devuelvo por que la lluvia continúa el ritmo del Blues. En movimiento telúrico se levantó tu decisión contra la decidia, enfrentándote a la música, hablando con ...