VI
Azul de mi inocencia abrazo, desnudo, al desnudo
sobre el cabello alborotado de las luciérnagas andantes
y es, a esa hora
cuando el maple baila tango en domingo
mientras un lunes se acurruca en sueño.
Hay memoramas en el calendario
que a media luz exhiben su inhibición:
En el crepúsculo de este mes nos despedimos
sin decir adiós
sino hasta luego,
compañeros de vida:
Me toca abrir los goznes al desierto
revivir mi olvido de su tumba
y caminar al filo del abismo:
Si me esperan, recuerden, tener a mano cigarros y vino,
volveré tan vivo como muerto
tan amargo y desconocido
que en su familiaridad les tocará enseñarme la vida.
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