Desde tiempos inmemoriales comienza tu adiestramiento dentro de mis actividades encubiertas, te enseñé lo que sé y tus dudas que desconocía te ayudé a responder. Luego, a tu hermano, le enseñaste los gajes del oficio, la diferencia entre tueste ligero y quemado, el amanecer y el ocaso, la lluvia y el llanto. También le tocó acompañarme al trabajo, pues jamás diría no poder laborar o llevarlo, pues mi consigna es encargarme de ustedes, y lo hago. Y ahora, continúan sus actividades de incógnito, desde tiempos inmemoriales.
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