en fuga continua

La firma del destino inscrita antes de mediodía. Ayer supe que llegaste desde el otro lado del mundo, y, al instante los casi diez años desaparecieron. En verdad no sé si fue menos tiempo, o más, sólo estoy consciente que tratar de agendar un encuentro o intercambiar teléfonos no era lo nuestro. Horas mas tarde, en medio de mis hábitos, de nuevo, como al inicio, como cada vez, por la vía nos topamos y entrechocamos la mano. Una sonrisa, palabras. Me hablaste de Dante, los tres tipos de idioma usados. Y mencionaste que no olvidabas aún al caminar los mil y pico kilómetros a pie a través de España; de punta a punta; al Barrio de Analco. "Nunca viví ahí, pero lo tengo muy presente". Quizá es porque ahí nuestras sombras conversaron. Como sea, hay intersticios que el tiempo no separa y la distancia no diluye, y es la mejor forma de describir el Va benne hasta finnis terra.

Antes del café todo era juego de sombras. Sorbo a sorbo, de nuevo la noche líquida caía envuelta de insinuaciones. Prendí mi altar de vainilla cubierto de respuestas y, al dormir, despertaba la inquietud: Conocía la procedencia entretejida subrepticiamente de palabras vistiendo el eco avergonzado de sepultar al sonido. Antes del café vino naranja la mañana, ventana entreabierta, aquella hora donde deseos germinaron. Hay un océano nunca descubierto donde la brújula señalaba al destino.