FOTOGRAFÍA

En tu fotografía no se capturaron los movimientos del aire cuando me contabas de tu vida, abuela. La bandera en tu rostro y cuerpo ondulaba con las tardes que consumíamos mientras permanecía la marcialidad de tus actos. Escrutinio la memoria en busca de la figura con que decidiste dormir, pues sólo así el infinito pudo contenerte, abuela. Tangos y boleros, canciones norteñas y de salsa te alegraron, tanto como Pedro Infante con sus películas; Los caminos de mi vida puedo oír. La radio encendida desde el alba fue aviso que vivías, y en el dial detenido giraban las horas con el tono de tu voz. Me hacías carne con hueso llamada también chuleta, poniéndole mucha cebolla porque el niño lo pedía. Si te recuerdo a dos años de tu muerte que no lloré es porque así eres, eterna, impalpable, con el fulgor de la oscuridad que todo muestra si se tiene la intención de cerrar los ojos y abrir los sentidos ocultos. Pude salvarte y no lo hice, y cedí al miedo, cedí porque no quería una parte de...