viernes, 28 de junio de 2024

Extracto Novela: Un té a medianoche

Al observar las circunvoluciones del cabello oscuro en la mujer sentada frente a él, la fatiga del cuerpo volvió a su mente. Era el recordatorio de su presencia en el mundo. La falta de inconsciencia no estuvo presente en su sino. “Mi primer día sin beber”.

-Creo que se me durmieron las piernas- dijo hacia su costado.

La joven acarició con la mirada el sitio en donde se encontraba un sueño incorpóreo sin resistir el impulso de sonreír; una sonrisa débil pero con pronunciada sinceridad. Había dominado un simple comentario sus pensamientos agrestes, la desdicha, su falta de placidez por estar sola donde esperaba ser acompañada. Con esa confianza mostrada en el rostro él tuvo el atrevimiento de conseguir un oído a lo que su mente requería, y añadió:

-Es así como se sabe que uno ya no es joven… 

-A todo el mundo le pasa…

Murmuraba sin convicción, recibiendo en respuesta:

-Entonces… no era la Marcha Fúnebre… Tal vez no pongo atención. Pero usted sí está bien… como para sacarme de dudas. Dígame… ¿Hay días en que le preguntan qué es más pesado; un kilo de algodón o un kilo de viento?

Ella, retornó a lo inaccesible. Reía con humor sin conocer porqué el hombre le hizo semejante cuestión y cómo pudo liberar su risilla calmante.

-Un kilo es un kilo. No importa de lo que sea. Pero quizá quiera saber otra cosa. Osea, si lo quiere ver de una forma metafórica, sería un juego de niños en que los más letrados no entenderán.

-Sí, lo metafórico acompaña a lo real.

-¿Quién pregunta esas cosas, señor? No digo que se me haga raro usted, sino al filosofar de oferta en las esquinas de las calles.



 

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