domingo, 24 de agosto de 2014

Sol de Agosto
























¿Porqué me sabes a vino, noche, ventana al horizonte y los relámpagos del quizá?
Hueles a casa pequeña hecha para dos,
jabón de sin embargo, alcatraz de grande corazón.


¿Porqué el vino llueve en tu suavidad, al cantarme, al recordarme en sueños?
De lo que he conocido sólo una vértebra se ha quebrado con el calor.

Sólo tú y yo somos la muerte de lo concebido.
Sabes a Billie con su Holiday entero, aún en días laborales.

Dormir
dormir
dormir

sin sabores que en otoño vengan a desbaratar el sonido del viento,

dormir
dormir
dormir

Hace diez botellas que no te busco, ave, sombra,
mis pasos líquidos ya hirvieron.

Mañana de nuevo olvidar el regreso al mar y campera
amar el mar y la carpa del mañana
armar la casa de campo para madrugar en tus brazos
abrazar hasta dar al amanecer una copa de vino:
No viene la uva de tus labios esta noche
ni la que sigue:
Iré a probar las mañanas sin sol ni luna ni estrella
las aves del mar se hundirán en desierto.


sábado, 23 de agosto de 2014

Películas: "Mood Índigo (amor índigo)" e "Into the wild"

Como ciertas cosas en la vida, las películas son inspiradoras y son capaces de parar el tiempo. Hay unas que no me canso de ver, otras que suelen pasar por televisión y siempre trato de ver de nuevo, tales como: Medianoche en París, Antes del amanecer, Diarios de una pasión, La casa del lago, In love and war. Cada una tiene una particularidad que siento hace que me atraigan: el personaje se arroja contra todo, se ATREVE, tiene el valor de enfrentarse a los obstáculos. Eso es emocionante al verlo, pero más, si se aplica a la vida misma, lo cual, considero, realizo o he realizado en momentos clave. Viajes, pérdidas, incertidumbre. Hoy, por ejemplo, pude oler el aroma que suele tener el ambiente al estar en una ciudad desconocida. Semeja al otoño. En cada uno de los viajes, planeados o no, tuve compañía, fuera de minutos, o días. Lo que más me agrada es esa libertad que da el no decir el nombre, de no pedir teléfonos, de anteponer aceptación a cualquier rastro de resignación. 

Hablaré de dos que, por cómo se atravesaron en mí, además de volver a proyectarse en el momento justo, se ganaron un espacio en este sitio.

La primera la ubico por dos circunstancias: Un amigo la vio en los días que salí de aventura y me dijo que le recordaba a mí, así que le contesté que ya la había visto y me acordaba de algunas cosas. La segunda, es que la filosofía del personaje concuerda con unas ideas que tengo, aunado a la conclusión que tiene en el aprendizaje que su viaje le dio: La verdadera felicidad es la que se comparte





Si existe una película que me ha dejado con la boca abierta, literalmente, por lo que proyecta, dice y sus ideas, ha sido ésta. Mood índigo. Durante toda la película estuve atónito, sin poder responder al celular ni a la naturaleza. Conforme los colores y la velocidad de la historia se desvanecen, comprendí la conexión entre el argumento y las imágenes. sólo resta decir: vela para que comprendas de lo que hablo






En el D-11

lunes, 18 de agosto de 2014

Avance novela: "Archivo: André Lovedy, Estatus: Desclasificado"


Sobre la Ducati avanzando con cautela bajo la lluvia, escuchaba una vieja carpeta de música en su Sony Ericsson. La primera canción fue Club foot, de Kasabian. Ahí encontró los recuerdos de las contadas veces que se levantaba antes del amanecer para iniciar su entrenamiento. Corría siete kilómetros por caminos ascendentes y descendentes en un cerro cercano al Boulevard de Los sueños Rotos, cargando su chaleco reforzado para sostener treinta kilogramos. En interludios en lugar de descansar hacía flexiones, para retomar la carrera y volver a la rutina de una hora. Esas jornadas le ayudaron a mantener la condición física aun con su estilo de vida. De aquella manera las cajetillas de cigarros, las botellas de vino tinto, de Jack Daniel’s, de brandy, y de cerveza, jamás alterarían el correcto funcionamiento de sus órganos y músculos al momento de requerir todo el esfuerzo de ellos en una labor belicosa. Pero la siguiente rola le produjo un horror inusitado en su alma. Era de Kaiser Chefs: Ruby. Esa canción tenía el mismo nombre de la mujer que amó en la universidad, la última con quien mantuvo relación estable, con quien pensó casarse, hasta que todo aquello se fue a la mierda, destruyendo circunstancias que odiaba recordar. Let it never be said, the romance is dead…, decía al comienzo. Cuando la vio en alguna ocasión luego de la ruptura y que conversaron, él solía mentir para continuar hablando. No podía hablar con la verdad a quien interpretó una mentira con audacia de actriz principal. Aquella relación pertenecía al pasado, y aunque olvidara el motivo de la separación sabía que al tomar una decisión estaba dispuesto a no ceder y mantener la postura hasta las consecuencias no previstas cuando se la tomó.
Luego 30 Seconds to Mars, con Beautiful lie, confirmó su sentir por la de la universidad. Estructurada para destrabar lo encadenado de una emoción fulgurante, al reconocer los movimientos sónicos aceleró a fondo, forzando el motor. Las revoluciones por minuto a tope serían su escape de recordar. Las siguientes rolas alimentaron su aislamiento: Everlong, Secret smile, Run… Nada le importaba a ese instante mas que sentir la velocidad sobre las avenidas, bulevares y calles. Incluso alargó el camino. Así se alejaría de los climas helados en su interior, el del ambiente y el de las palabras que alguna vez, en varias ocasiones, compartió con Rubí. Tras años de el suceso, lo asediaba, le seguía en toda ciudad, rincón, sueño.

Y terminó con Maybe tomorrow, de Stereophonics. La melodía le provocó una calma necesaria con esmero al instante. Lo liberaba de los fantasmas desencadenados en las cavernas de sus recuerdos. Esas sensaciones nacían tan naturales como los vuelos de las aves blancas encima de su Barracuda descapotable cuando recorría las calles de Durango un día de verano, con los Cobra o solo. Podía verlas, seguir su dirección, pero dentro de sí ansiaba ser tan atrevido para lanzarse por el precipicio y sentir el vértigo de caer. Así no habría más mañanas teñidas de Rubí.

Maybe Tomorrw, Stereophonics

viernes, 8 de agosto de 2014

AL DESPERTAR

Extracto de "Diez historias y un segundo", año 2010


“Le dijo cómo la extrañaba más cada vez que se acostaba con otra; que no importaba lo que ella hiciera, pues sabía que no podía curarse de su amor”
Ernest Hemingway




-Responderé cada pregunta que me hagas- dijo ella.
El hombre pensó en lo que diría. Sinceramente no deseaba comenzar por una pregunta en específico.
-Pedro- dijo al otro hombre en la casa-, quiere que le pregunte lo que quiera.
Pedro se ocupó en terminar de lavar los vasos en el fregadero. No respondió más allá de una risa apagada al primer hombre. La mujer estuvo esperando con anticipación la cuestión, desde el otro lado del mundo.
-No he sabido nada de ti en dos meses. En mi condición actual no sé qué quiero… Puede ser difícil responderme; imposible diría yo.
-Aún así; responderé.
-¿Por qué terminaste lo nuestro?
Después de una pausa en la comunicación escrita, el monitor avisó la respuesta:
-Tú mereces todo. No podía verte por la distancia. Sentí que no estaba dando lo que te hacía falta. Por eso lo hice. No te imaginas cuánto me duele.
-Lo que necesitaba eras tú.
-Eso ya no se puede arreglar. Ahora lo sabes.
-Estuviste con otro. Regresaste con él.
-Sí, pero fue para terminar de una vez por todas. No duró más de una semana.
El hombre quiso haber escrito que aquello era una tontería, pero aguardó unos segundos a que su amigo terminara de secar los vasos. Pedro ya tenía un vaso seco, y el trapo lo revolvía en el interior del segundo. Vestía una playera descolorida, y su pantalón tenía las marcas de tierra que dejó el trabajo del jardín. Al terminar de secar el vaso, Pedro escuchó que su amigo encendía un cigarro.
-Estás muy seco conmigo.
-¿Seco? ¿Cómo se supone que debo estar, si es la primera noticia que tengo tuya en mucho tiempo?
-¿Qué sientes por mí?- preguntó ella.
-¿Y todavía lo preguntas?
-Dímelo, quiero escucharlo.
El hombre rió, sabía que el escribirlo no provocaría ningún sonido audible. Luego dijo:
-Cuando te vea sabrás que mi alma continúa en el mismo sitio.
-Te amo. Mi corazón no es tuyo.
-¿No es mío?- preguntó el hombre, alzando el cigarro encendido entre sus dedos sobre su cabeza.
-Perdón, me equivoqué. Quise decir que sí es tuyo.
-No te preocupes. Ya todo pasó, lo dijiste. Entiendo lo que sientes.
-¿Crees poder perdonarme?
-Cuando te vea verás que en mi alma lo que sobra es el perdón, así como un lugar en mi corazón para tu nombre.
-Quisiera tenerte. Iré a México.
-¿Para estudiar medicina?
-No, porque te lo prometí.
Pedro salió al jardín, donde el otro hombre fumaba frente a la computadora portátil. En sus manos llevó los dos vasos con vino tinto en su interior.
-¿Qué tanto dice Mary?- extendiéndole un vaso de vino.
-Según ella vendrá a verme. Sólo por eso.
-Kizuki, otra vez está incitándote.
-Déjala. Su ruleta rusa me acecha.
-No pierdes nada, Kizuki.
-¿Sigues ahí?- dijo ella. Kizuki desconocía la manera que Mary vestía para ser esa hora, de noche. Se figuró que estaba en camisón sobre las sábanas de su cama; el agradable contorno de su rostro; sosteniendo entre sus piernas cruzadas la computadora portátil. Con ese pensamiento contestó:
-Sí, aquí sigo. Es que estaba hablando con el amigo que te dije. Por cierto, te mandaré tu regalo la semana entrante. Mañana no estará abierto el correo. De nuevo: Feliz cumpleaños.
-Gracias. Me lo has mencionado mucho, y te agradezco grandemente que te acordaras. Lo esperaré paciente. Te amo. Me duele.
-¿Qué te duele?
-Todo lo que ha sucedido. El que nos hayamos apartado.
Kizuki pensó en que realmente siempre estuvieron apartados. Se conocieron unos meses atrás, y hablaron por diez minutos antes de la función de teatro en que participaron. Ella era la actriz principal de Sueño de una noche de verano. Él interpretaba un papel secundario con cinco líneas. Era la puesta en escena de estreno, donde Kizuki sustituyó al actor enfermo. Al término de la función, empacó sus maletas porque en México lo esperaba un papel protagónico, y sólo hubo un intercambio de direcciones y teléfonos por parte de Mary y Kizuki. Después nada. Ni un café, ni un baile. Nada.
-¿Tienes fuego, Kizuki?
Pedro recibió el fuego del encendedor de Kizuki. Volvió a un rincón para fumar y seguir escuchando la música que sonaba desde la computadora. Bebía de su vaso sin mancharse la playera ni los labios.
-¿Para cuándo vendrás?
-No lo sé, Kizuki. Estoy trabajando en un consultorio y asisto a cursos de medicina con un doctor reconocido. Pero te digo que iré a México.
-Eso espero. ¿Y si te mando el dinero para que vengas?
-Te digo que el dinero no es problema. Además mis papás no me darán permiso de un día para otro.
-¡Te hablaré por teléfono y les pediré permiso!
-¡No hables, están dormidos!
-No me importa- contestó Kizuki, pero en su mente pensó: no iba a llamarlos hoy, me esperaría hasta mañana. Tal vez.
-¿Qué estás haciendo?
-Hablando contigo, Mary- respondió más tarde-. De hecho se está haciendo tarde. Vine para colocar el pasto de la casa de Pedro. Ya te dije. Estoy cansado y debo dormir.
-¿Me hablarás?
-Claro. Es un hecho.
Y la comunicación terminó con unos: hasta luego. Pedro se acercó a Kizuki. Éste le enseñó la conversación escrita por una hora. Esa noche no había el viento propio de los meses de Marzo. A pesar de que el invierno finalizaba, el frío se podía sentir en los dos cuerpos de los hombres sin abrigo. Mientras bebían y fumaban, ambos continuaron conversando. No había estrellas sobre el cielo.
-Estabas apagado cuando llegaste. ¡Mírate ahora! Te ves contento. Te hace bien saber de Mary.
-¡Brindemos por  la felicidad y por saber cómo contestar!
Chocaron los vasos de vidrio. Tomaron el resto de vino en los vasos, y Kizuki descorchó la segunda botella de malbec que se encontraba detrás de él.
-Qué bueno que te ves mejor.
-Si te fijaste, yo no dije que la amaba.
-Ella entendió lo que quería entender. ¿Y qué harás con Nabile cuando venga Mary?
-Eso sería un problema. Todavía está en veremos que venga. Ahora Nabile tendrá motivos para pelarse conmigo. Siempre me pregunta que si estoy seguro de casarme con ella.
-¿Lo estás?
Kizuki no respondió a Pedro. Siguió bebiendo el resto de vino y al término, se despidió de él. Caminando debajo de la noche, comenzó a sentir helado el clima. Para haber bebido no sentía mas que el alma inquieta, sin ningún efecto de mareo. Andando cerca de su casa, regresó a su mente la conversación con Pedro. Esas palabras sonaron vivas: ¿Lo estás? Como oleadas se repetía la pregunta. Frente a la puerta de su casa, se dijo finalmente:

-No lo sé… pero sé que Mary no vendrá. Anoche soñé que despertaba, y en mi despertar dormía. Pero a mi lado siempre descansa Nabile.

sábado, 2 de agosto de 2014

Entrevista a Karlo Toreles




ENTRE MUSAS Y UN CIGARRO


El escritor 
duranguense
Karlo Toreles
abre la puerta
de su universo
habitado por musas,
para explicar a fondo
la base
de sus poemas y relatos.

"No hay luz verde cuando se trata del amor,
siempre pásate los amarillos y los rojos".

Karlo Toreles
escritor


En la mesa sólo había un libro de Murakami, una cajetilla
de cigarros, un encendedor, y una taza de té de menta. A
pesar del ruido que llegaba desde la avenida más transitada
de la ciudad, el interior del pequeño café era solamente tranquilidad.
Eso es lo que experimenta Karlo Toreles, quien adoptó desde hace tiempo, 
ese lugar como su favorito para beber té, fumar y crear.


EL ARTE DE ESCRIBIR

Escribe para resolver sus problemas.
Por eso lo hace cuando está más consciente de lo que 
sucede a su alrededor, o cuando experimenta algo
fuera de lo normal. Descubrió su amor  por las letras
gracias a las cartas, que están en su vida desde los seis años,
cuando creía que llegaban en un día sin importar la distancia
entre el remitente y el destinatario.
Pero una carta pierde gran parte de su esencia  si no es 
enviada por correo, y Toreles nunca olvida este paso.
"Soy todo un dinosaurio", afirma.
     A las cartas se les unieron novelas y poemas, con personajes
sacados de su día a día. Mas las historias que cuenta se 
componen  de muchas piezas: mujeres, vino, whisky, la noche,
la soledad, la arquitectura colonial, las personas desconocidas
y Frank Sinatra, entre otras.
"Cada elemento lo veo como una nota musical", menciona,
"y trato de plasmar esos momentos en que se unen 
en la medida exacta para crear un instante sublime".
Sin embargo, su ingrediente principal es el amor.


EL PRINCIPAL COMBUSTIBLE

A todas las definiciones que existen de este sentimiento,
se une la de Karlo:
"El amor es el primer pestañeo que viene antes y después de soñar".
Así, admite sin dudar que es "su principal combustible" no sólo al momento
de escribir, sino de vivir.
A pesar de que el mundo pareciera volverse más virtual,
con una pérdida importante de sensibilidad, el escritor
duranguense piensa que el "morir de amor" es una condición
inherente a los seres humanos y que existirá
"mientras haya una persona lo suficientemente
noble y valiente como para encarar las situaciones
que se presenten en su relación".

Karlo Toreles también nos da un consejo:
"No hay luz verde cuando se trata del amor,
siempre pásate los amarillos y los rojos"


LA IMPERFECCIÓN DE LAS MUSAS

Hombres como Monet, Pedro Almodóvar o Xavier Velasco
transformaron  la percepción  de las musas  y lograron que 
más allá de ser simples adornos en el arte, tuvieran
un rostro y un nombre reconocibles. Karlo se une a este
grupo, y las convierte en auténticos impulsores 
de los mundos que crea.
    No adopta a una o dos. Para él, una musa puede aparecer
en diferentes cuerpos: desde una mujer que camina por la calle
con su hija de la mano, hasta las que llama "las flores lindas",
es decir, aquellas con las que en algún momento cruzó 
la mirada, sin necesidad de llegar a algo más.
El proceso de convertirse en musa se divide en dos partes:
"que corresponden a las maneras en las que un 
hombre se enamora de una mujer", explica. 
La primera es la súbita, la del amor a primera vista.
La segunda es la que surge gracias a  una continua convivencia,
en donde la paciencia es clave, y en la cual "se descifra el
por qué entornan los ojos mientras hablan, o por qué 
no usan aretes ni maquillaje", indica. Ya sea que se
parezcan o, por el contrario, sean totalmente diferentes,
guardan una cosa en común: no son perfectas.
"En eso recae que sean musas, en su imperfección".
     Al terminar el té, la cajetilla contenía la mitad de lo 
que al inicio llevaba en su interior. Fuera del café, la vida continúa 
sin alteraciones. 
¿Cuántas musas habrá encontrado hoy Karlo Toreles?
                                 Sólo él lo sabe.

                                                                            Sac-Nicté Calderón







Vestigia Dominari

 Bienvenida sea la primavera! Se acerca un eclipse y la parsimonia en los eventos se ve en armonía. Hace 20 años (el tiempo nos ha invadido ...